Thursday 23 December 2010

XPujil

Como le había pillado el gustillo a esto de las ruinas, decidí que quería ver también las de Calakmul. Para visitar estas ruinas había dos opciones, desde Campeche o desde Xpujil, y yo decidí ir a Xpujil por dos motivos; en primer lugar poque está más cerca de las ruinas, y en segundo lugar porque Campeche está en dirección a Mérida (donde ya había estado) y Xpujil en dirección a Tulum, que es a donde quería ir. Así que me salí de la ruta estándar para turistas, lo que conlleva unas consecuencias...

El pueblo
Para llegar a Xpujil desde Palenque no hay autobús directo, hay que hacer trasbordo en Escárcega, donde tuve que esperar unas dos horas. Por un momento me animé a aprovechar este tiempo, pero cuando salí de la estación de autobuses y vi un cartel que indicaba que el centro estaba pelín lejos, que el sol pegaba fuerte y que tendría que ir con el mochilón, me acordé de Oklahoma City y decidí sentarme tranquilamente en la sala de espera de la estación a que llegase mi autobús y me llevase a Xpujil, a donde llegue a media tarde.
A pesar de que Xpujil no está en las utas principales de turistas, si son conscientes de que tienen un montón de ruinas cerca. Así que ya están preparados para absorver la futura avalancha de turistas. En la única calle del pueblo hay un montón de hoteles, unos cuantos restaurantes, un par de cibercafés y un montón de taxis. 
Lo primero que hice fue buscar alojamiento, y tras preguntar en varios sitios, me alojé en las cabañas de "Don Jorge". Creo que tendría que haberme estirado un poco más, sobre todo porque la ducha apuntaba directamente a la taza del váter; muy práctico si tienes prisa, pero bastante molesto en circunstancias normales.
Lo siguiente que hice fue buscar alguna excursión para visitar las ruinas al día siguiente y entonces fue cuando comprendí porque un pueblo de una única calle tenía tanto taxi: para llevar a los turistas distraídos a las ruinas. Efectivamente, la única forma de ver las ruinas es en taxi. al final acepté la "oferta" de uno de ellos porque sino hubiese ido a Xpujil para nada y porque al cambio tampoco era muy caro (cincuenta euros y el taxista estaba siete horas contigo, dos para ir , dos para volver, y tres horas que te esperaba mientras visitabas las ruinas), y menos si se va en un grupo de cuatro. Desgraciadamente solo había otro grupo de turistas en el pueblo, y ya eran cuatro para llenar un taxi, así que me tocó ir solo.
Calakmul
A la mañana siguiente había quedado pronto con Ezequiel, el taxista. Según él, era mejor ir pronto por la mañana para ver más anímales, así que a las cinco de la mañana ya estaba esperándole. Mientras esperaba pasó una patrulla de la policía municipal y les debí de parecer sospechoso, porque se pararon a ver que hacía a esas horas ahí parado. Al poco llegó Ezequiel en su taxista con una señora. Que casualidad que tenga una clienta que viene justo aquí, pensé, pero no, era su mujer. La verdad es que está bien pensado, si tienes que esperar tres horas a un cliente mejor esperar con tu pareja. De camino a las ruinas el tipo aprovechó para comprar su almuerzo. Paró en un poblado porque una señora hacía unos tamales que vendía por diez pesos, bastante barato así que me compré otro para mí.
Lo bueno de ir pronto, aparte de que vimos un montón de pavos, es que no hay guardas, así que entras gratis en el parque y en las ruinas (de todas formas te cobran la salida...).  Además es verdad que se ven muchos animales; una vez en las ruinas vi jabalís, más pavos y también vi un pájaro carpintero. Me costó encontrarlo, pero al final lo vi y por eso se que era un pájaro carpintero, porque hasta entonces sólo oía ruidos intermitentes de vez en cuando. Desgraciadamente se fue volando antes de que le sacase la foto...
Pero lo mejor de Calakmul es que al subirte a una de las dos pirámides grandes que hay te sitúas por encima de todos los árboles y puedes disfrutar de unas vistas espectaculares de la selva; de hecho en los días muy despejados se puede ver Tikal, unas ruinas muy famosas que están a cuarenta kilómetros al su en Guatemala. A pesar de la corta distancia que las separan, no hay carretera directa y para ir a ellas hay que dar una vuelta del copón. En fin, que las ruinas de Calakmul mola, porque están en la selva, no hay gente y desde las pirámides se ve toda la selva.
La huída
Después de estas ruinas fui a ver las de Balamku. Esto es un extra que negocié con el taxista, pero en Balamku no hay gran cosa salvo unos frescos que se ven en cinco minutos, así que un poco pasado el mediodía ya estaba de vuelta en Xpujil. Hubiese podido quedarme a ver el Barça-Madrid, madrugar al día siguiente para ver las ruinas de Xpujil (justo en frente de posada Don Jorge) y agarrar el autobús de las diez y media a Tulum, por cierto el único directo.
Sin embargo hice el sacrificio de perderme el partido y hui del pueblo ese. Compré un boleto para el próximo autobús a Chetumal, capital del estado de Quintana Roo y ahí ya me buscaría la vida. Para el que no lo sepa, Quintana Roo es el estado de México de la costa del caribe, donde está Rivera Maya. El boleto que compré era para un autobús de segunda clase; en estos autobuses no hay maletero, así que tuve que subir con las dos mochilas arriba. A mitad de camino nos paró un control del ejercito. Yo ya estaba acostumbrado a los controles, así que no me inmute mucho, pero al soldado que subió le debió de parecer sospechoso un güero entre tanto maya, así que decidió que tenía que registrar mi mochila, la pequeña. Yo le ayudé, le abría todos los bolsillos, le decía que era cada cosa y luego lo volvía a poner en su sitio. El soldado le debió de parecer muy fácil así que me dijo que ahora la mochila grande. Yo le miré, miré la mochila, la agarré, se la dí y le dije que era toda suya. Se lo pensó mejor y decidió que era mejor dejarlo así.
La gente
En Xpujil no había turistas. Bueno, no por más de media hora, porque todos los autobuses hacían parada para comer en este pueblo. Sin embargo un grupo de cuatro personas se debió de distraer como yo y se quedaron en el hotel. No les vi más hasta que a la mañana siguiente me los crucé en las ruinas, cuando yo salía y ellos entraban; pobrecillos como hubiesen subido a las pirámides con el calor que hacía a esas horas...
Pero lo curioso del pueblo no son los turistas, son los lugareños. Por un momento pensé que había vuelto a Washington DC. Yo hablaba a la gente y la gente me miraba y sonreía. Me chocó un poco, porque aunque mi acento pueda sonar raro, hasta ese momento no había tenido problemas. Indagué un poco, por si era un pueblo donde hablaban alguna lengua maya, pero que va, solo español. Me quedé con la duda del porqué de su comportamiento, sobre todo cuando pude comprobar que si que me entendían... Igual vuelvo algún día y hago un estudio: "Semejanzas y diferencias en el comportamiento de las poblaciones de Washingotn DC y Xpujil ante la presencia de extranjeros".
El más friki
El más friki aquí fue un taxista. Según me bajo del autobús me pregunta si quiero un taxi. Yo le digo que no y le pregunto por al oficina de turismo. El tío muy amablemente me señala un camión que está girando a unos 500 metros por una calle y me dice que es por ahí. A mí me huele mal, porque allí no había nada, así que siguiendo el sabio consejo de preguntar por todas las direcciones tres veces le pregunto a una chica que andaba por allí:
-¿Sabes donde está la oficina de turismo?
-No.
Vaya, no sabe, tendré que preguntar a otra persona. Pero yo, que tengo la mente muy retorcida, decido jugármela con otra pregunta más.
-¿No sabes o no hay oficina de turismo?
-Creo que no hay-Que friki el taxista ese, por no llamarlo otra cosa...
Lo mejor
Las pirámides de Calakmul son altas, lo que permite tener buenas vistas de la selva. Yo me salí de la ruta sugerida y primero subí al templo VII. Desde ese templo se puede ver como al otro lado de la plaza hay otro edificio más alto, el II. En lo alto de este segundo edificio decidí comerme el tamal que me había comprado por la mañana; es una masa de maíz con algo de carne, que no es de lo mejor que he probado pero estaba bueno. Tras comer el tamal descubrí que no estaba en lo alto del templo, porque tenía otra construcción por la parte de atrás, así que subí un poco más y descubrí que había otro edificio más alto, el templo I. me cansé un poco de bajar y subir escalones de piedras, pero en lo alto del templo I no había árboles que impidiesen la vista en ninguna dirección.
Para los que no les guste subir muchas escaleras pueden ir directamente al templo I, aunque la construcción del II me pareció más interesante.
Lo peor
Aunque Xpujil está muy preparada para el turismo, le falta lo más importante, una empresa que organice excursiones a las ruinas. Claro que si no hay turismo no sería muy rentable, pero si no hay excursiones difícilmente habrá turismo... No sé qué de la pescadilla.
Lo que he aprendido
A no salirme de las rutas para turistas, que a estas alturas del siglo XXI difícilmente voy a descubrir nada nuevo.

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